México tendrá por primera vez en 200 años de la República a una mujer presidenta. En las últimas décadas, el mundo ha sido testigo de avances significativos en la lucha por la igualdad de género y la política no es la excepción.
Sin embargo, la representación de ellas en las esferas del poder sigue siendo insuficiente. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2023 solo 31 de las 193 naciones que son reconocidas por el organismo, tienen una líder de estado.
“A nivel mundial, menos de uno de cada cuatro ministros del gabinete es una mujer (22.8 por ciento)”.
ONU
Los datos también mostraron que las mujeres lideran en mayor proporción carteras de políticas de derechos humanos, igualdad de género y protección social. Mientras tanto, los hombres dominan áreas políticas como la defensa y la economía.
A pesar de estos datos, es importante resaltar que tener más mujeres como presidentas no solo es una cuestión de equidad, sino que también ofrece una serie de beneficios que transforman positivamente las sociedades.
Por ejemplo, estas líderes aportan diferentes experiencias y perspectivas a la mesa de decisiones, lo cual es esencial para una gobernanza inclusiva y efectiva. La diversidad en el liderazgo puede conducir a políticas más equilibradas que reflejen mejor las necesidades y preocupaciones de toda la población.
Según el World Economic Forum (WEF), las mujeres tienen el doble de probabilidades que sus homólogos masculinos de impulsar la diversidad, la equidad y la inclusión en el trabajo.
A pesar de contar con esta fortaleza, el 40 por ciento de las líderes dice que este trabajo no se reconoce en ninguna parte de sus evaluaciones de desempeño. La diversidad queda rezagada.
En el ámbito político, la inclusión de mujeres en posiciones de liderazgo puede mejorar la calidad de gobierno. Por ejemplo. las jefas de estado jugaron un papel relevante durante la pandemia por COVID-19 ya que sus países, a diferencia de aquellos liderados por hombres, tuvieron resultados sistemática y significativamente mejores, según una investigación,
“Ellas decidieron confinar a su población antes que sus homólogos masculinos. Esto redujo casi un 50 por ciento el índice de mortalidad, esto fue contrario a lo que pasó en otros países”.