Las empresas deben implementar estrategias para evitar los factores que producen alteraciones mentales, físicas, sociales y emocionales en sus colaboradores.
En el mundo, incluso en el resto de Latinoamérica, no es ninguna novedad hablar sobre aspectos organizacionales, psicosociales y su relación con la salud en el trabajo, pero en México sí y la Norma 035 es la confirmación oficial de la entrada del país a una nueva etapa donde todos los involucrados en la esfera laboral tendrán que replantear viejos paradigmas para evitar los riesgos que implican quedarse atrás en un competitivo mundo globalizado y digital.
Como parte de la elaboración de la norma, se pudo saber que los entornos laborales en el país varían de acuerdo con la actividad, por ejemplo, en las zonas hoteleras el problema es la jornada laboral; en el norte, la carga de trabajo, “afortunadamente no es tan pesimista el escenario respecto a lo que se encontrará en las empresas cuando comiencen las inspecciones”, afirma Joaquín Apolonio Ávila, coordinador del grupo de trabajo que desarrolló la NOM-035.
Esta norma es un primer ejercicio, la expectativa inicial es tener un diagnóstico situacional de todo el país, “para que en consecuencia podamos adaptar la norma quizá orientándola de manera específica de acuerdo al tipo de actividad. Hasta el día de hoy lo único que se tiene es la medición por el tamaño del centro de trabajo”, define Joaquín Apolonio Ávila, el también subdirector de Evaluación de la Conformidad de las Normas en Seguridad y Salud en el Trabajo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
Evitar lo que en algunos momentos se señalaba en determinadas encuestas, donde los trabajadores estén bajo condiciones de explotación o discriminación, y no se respeten sus derechos básicos como su jornada o tener un centro de trabajo libre de violencia, “eso es lo que se está buscando a largo plazo, tener un entorno organizacional favorable que tiene beneficios compartidos: favorece la salud del trabajador y la productividad aumenta de manera importante”, señala Ávila.
“México es, quizás, a diferencia de muchos otros países, el que tendrá una norma de forma obligatoria, porque otras naciones tienen guías, es cierto, pero no con el carácter obligatorio como ésta, donde no habrá distinción, el centro de trabajo, los patrones y los trabajadores deberán comprometerse para alcanzar objetivos”, subraya.
En opinión de Jorge Gutiérrez Siles, coordinador del Programa Mexiquense de Bienestar Emocional en el Trabajo, la norma debe ser concebida como un medio para incrementar la productividad en las empresas y la salud en el trabajo al concentrarse en las causas que provocan el estrés laboral.
Lo que se espera es prevenir y tener un impacto en la conciencia de los trabajadores y de los empleadores, en los centros de trabajo y en la sociedad en general, “la norma enfatiza sobre todo el estrés que se produce dentro de los centros de trabajo, necesitamos medir si existen los factores que lo producen, ésos son los que se denominan los factores de riesgo psicosocial”, apunta Gutiérrez, también creador y coordinador del desaparecido Programa Nacional de Bienestar Emocional y Desarrollo Humano en el Trabajo (Pronabet).
Por su parte, Ángeles De Gyves, presidente de Workplace Wellness Council México, plataforma reconocida por el reporte del Foro Económico Mundial como modelo para fomentar el bienestar laboral, señala que: “quizá sí sea el inicio de una nueva era. Los programas de salud, todos estos movimientos y esta documentación internacional ya existe en otros países, estamos listos, nos hemos preparado, conocemos los efectos, la punta del iceberg, nos toca ver qué hay debajo de tantos conflictos”.
“Estamos contribuyendo sin lugar a dudas a estas estadísticas sin percatarnos de que sea el centro de trabajo también un elemento, o un lugar, donde se está produciendo o generando estas circunstancias, de no aplicar la Norma-035, el centro de trabajo pierde en productividad y los trabajadores en salud”, añade Gutiérrez Siles, especialista en salud laboral.
“Implicará un trabajo conjunto de las áreas de Recursos Humanos, seguridad industrial, áreas operativas y se incorporará un nuevo jugador: el especialista en campos del comportamiento del individuo en el trabajo, sean despachos consultores o profesionales que se han especializado en el tema”, sostiene Víctor Hugo Araiza, presidente del Comité de Relaciones Laborales de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (Amedirh).
“Los beneficios económicos que pueden lograr las empresas con políticas y programas de acción contra los riesgos psicosociales superan en mucho los gastos derivados de cumplimiento de las obligaciones patronales de la NOM-035”, señala el Dictamen de la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer).
La misma Cofemer destaca que la implementación de esta norma dará beneficios por ahorros en el cumplimiento de obligaciones regulatorias por 1,396 millones de pesos anuales.
En 2017, 11% de los gastos por accidentes y enfermedades fueron consecuencia de los trastornos mentales (estrés, depresión, ansiedad). La STPS evaluó que si se establece un supuesto conservador, se reducirán al menos el 1% de las erogaciones causadas por trastornos mentales, y se tendrá un beneficio de 3,375 millones de pesos anuales, describe el documento Manifestación de Impacto Regulatorio de la Norma 035.
Ambas entidades detallan que prevenir los riesgos psicosociales protegerá la integridad física y la salud de los trabajadores, disminuirán los accidentes y las enfermedades en el trabajo, mejorarán el desempeño y la productividad, protegerán las instalaciones y al equipo de trabajo y, sobre todo, elevará la productividad y la responsabilidad social de las empresas.
“Yo confío en que esta nueva norma, que hace énfasis en la prevención, pueda cambiar viejas costumbres y pueda establecer o fortalecer la estructura del cuidado de la salud psicosocial, que trae consigo beneficios para los trabajadores y las empresas, se van a dar cuenta de ellos una vez que empiecen a implementar la norma”, afirma Isabel Navarro, directora clínica, de psicoterapia y coaching Te Queremos Escuchar.
“Hay que dar seguimiento a estos programas preventivos, pero se deben ir midiendo, yo recomiendo no sólo ver los niveles de productividad, sino también los indicadores de ausentismo, yo lo he visto, y sí hay una reducción del estrés, de los índices de siniestralidad de los accidentes, se reduce muchísimo esos gastos de las empresas, que éstas ya dan por sentado”, aconseja Isabel Navarro.
Navarro detalla que tras la implementación de un plan de bienestar emocional por 12 meses, la productividad incrementa 2%; pues cada dólar invertido en salud mental rinde cuatro dólares en productividad de trabajo en beneficio de la salud y la economía, es decir, existe un Retorno de Inversión (ROI) del 400%, según los propios datos del Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Como aquí en México esto es nuevo, realmente hay muy pocas mediciones, pero es necesario verlo como una inversión. En Europa la prevención y gestión de riesgos psicosociales tiene al menos 20 años llevándose a cabo, aquí están muy escépticos y un tanto inciertos, pero pediría que volteen a ver estos países que llevan tiempo practicándolo y observen esas mediciones más puntuales”, reflexiona Navarro.
Desde su experiencia, cuando se realiza una buena campaña de comunicación interna, el índice de uso del servicio de psicoterapia laboral aumenta, pues “no es lo mismo que tú des este beneficio a los colaboradores y nunca más lo vuelvas a mencionar”, a través de la comunicación, los líderes validan que todos somos seres humanos y se tiene el derecho a pasar por episodios difíciles y que ahí está la empresa para apoyarlos y respaldarlos, afirma la especialista en Terapia Cognitiva Conductual.
Sin la implementación de esta norma sólo entre un 3 o 5% de los colaboradores solicitan hoy el servicio de ayuda psicológica, cifra mínima si se contrasta con el panorama de personas que realmente requiere el servicio.
Isabel Navarro revela que una de cada tres ausencias se debe a un problema de salud física, mientras que las otras dos pueden ser ocasionadas por la falta de compromiso con la empresa o trastornos de índole mental o emocional, los cuales se viven como un tabú, pues los trabajadores prefieren callarlo o mentir sobre su verdadero problema y admitir que padecen ansiedad o ataques de pánico.
Esto se debe a que México no tiene una cultura del cuidado de la salud mental, donde ir con el psicólogo es sinónimo de debilidad o “de estar loco” o ser poco objetivos. Sin embargo, a veces son las mismas empresas las que enferman a sus trabajadores, porque no tienen bien definidas sus políticas de cuidado laboral y les exigen más de lo humanamente posible.
“Estrés es permitir que la demanda te sobrepase, en el modelo de Karasek, existe una demanda y una capacidad, si yo siento que la demanda laboral rebasa mi capacidad, me voy a estresar, hay que arreglar la empresa, en términos administrativos, de gobernanza para bajar toda esa ansiedad”, destaca Ángeles De Gyves.
En tanto, para el creador de la norma y coordinador del ya desaparecido Programa Nacional de Bienestar Emocional y Desarrollo Humano (Pronabet), Jorge Gutiérrez Siles, lo primordial es el óptimo conocimiento de la norma, y en segundo lugar: que se implemente adecuadamente, porque observarán que “tiene múltiples ventajas, que quizá desde hace un tiempo deberíamos haberla implementado”.
El mayor reto es cultural, porque tendremos que entender que todos los que conformamos este país “no somos de primera, de segunda, de tercera o de quinta”, herencia de un pensamiento laboral de haciendas, sirvientes y esclavos, afirma Ángeles De Gyves.
De hecho, en una encuesta realizada por OCC Mundial (2017), 64% de los profesionistas afirmó que la organización donde trabaja existe discriminación. La consecuencia que han padecido los encuestados es la falta de contratación (60%); no han sido tomados en cuenta para una promoción (21%); no los consideran parte del equipo de trabajo (14%); o han sufrido bullying laboral también llamado mobbing (6%).
Sin llegar a ese central cambio de paradigma, no es posible replantear el entorno laboral, “si nuestro liderazgo no es liderazgo, sino cacicazgo o jefatura, no tendremos la sensibilidad para ver, comunicarme e involucrarme con el colaborador, lo que implica entender que si estoy dirigiendo a una corporación, debo ser capaz de escuchar a todos los que la conforman para poder hacerlo”, enfatiza De Gyves.
Esta norma responde, subraya De Gyves, a que revisemos qué tanto lideramos nuestro autocuidado, “si no me estoy dando el tiempo para disfrutar mi vida, porque me siento esclavo y actúo como tal, cuando en las empresas hay que armar campañas para que la gente se vaya de vacaciones, nos habla de climas laborales con falta de autovaloración y autocuidado a cualquier nivel”.
Es prioritario también, dejar de ver el uso de recursos económicos en el área de salud psicosocial como un gasto y empezarlos a ver como una inversión, otra es dejar de asociar la productividad con la cantidad de tiempo o trabajo que una persona pasa en su escritorio, destaca Isabel Navarro, directora clínica de Te Queremos Escuchar.
“Esta norma es una oportunidad para revitalizar nuestras organizaciones y poner en el sitio que corresponde a las prácticas que lesionan a los colaboradores, existen ventajas cuantificables de producir bienes y servicios en entornos saludables y equilibrados para todos”
La participación de todos los miembros de la empresa permitirá cumplir lo que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su momento establecía como un lema para atender esta urgencia del trabajo: “Un reto colectivo”, “y es un reto colectivo porque todos debemos participar para obtener los verdaderos beneficios de la Norma-035”, define Jorge Gutiérrez Siles.
“Ordenar la industria va a generar grandes cambios también sociales, puesto que estás ordenándote tú y tu espacio, tu horario, tu jornada, es orden, y el orden es inteligencia emocional, y eso llegará a la ciudadanía, pues con el tiempo, lo que estás formando son ciudadanos”, concluye De Gyves.