Las pérdidas de productividad derivadas del estrés laboral son millonarias para la economía mexicana, además generan niveles de ausentismo de hasta 25 días al año por trabajador.
En nuestro país la ansiedad o la depresión por el trabajo representan pérdidas de productividad por un costo de 16,000 millones de pesos al año y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma que el estrés laboral significa una reducción de entre 0.5 y 3.5% del Producto Interno Bruto, expusieron especialistas de Sodexo.
Además, datos del Wellness Council México muestran que un trabajador falta a sus labores hasta 25 días al año cuando sufre depresión, 20 días cuando enfrenta ataques de pánico, 14 días si padece de estrés post traumático y 20 días si pasa por un periodo de ansiedad.
El ausentismo se traduce en 7.3% del costo de la nómina de las empresas mexicanas, lo que provoca pérdidas en productividad mayores al 20% anual.
Los factores de riesgos psicosocial derivan en este tipo de padecimientos y la entrada en vigor de la NOM 035 que aborda la prevención de éstos, está cada vez más cerca. Será obligatoria para los centros de trabajo (empresas, dependencias gubernamentales y asociaciones) a partir de este 23 de octubre.
Existe un mito acerca de la norma ligado al combate al estrés laboral. Pero la NOM 035 sólo obligará a los patrones a prevenir los factores que provocan un daño a la salud mental y que pueden derivar en estrés, ansiedad, depresión o cualquier otro trastorno.
Humberto Guerrero, socio de Advisory Network for Wellbeing, considera que hay un desconocimiento sobre la nueva normativa y su objetivo.
“Mucha gente cree que la norma va a exigirle a las empresas que ayuden a sus empleados a manejar el estrés o que reduzcan su nivel de estrés y no va por ahí la norma, la norma va uno o dos pasos atrás. Es decir, que las empresas reduzcan los factores que están provocando ese estrés, en eso se enfoca la norma y es en lo que va a obligar a las empresas a corregir”, enfatiza Guerrero.
De acuerdo con especialistas, la complejidad de ésta representa un trabajo corresponsable entre empleadores y trabajadores.
Jorge Mérida, también socio de Advisory Network for Wellbeing, explica que la implementación de la nueva normativa necesita de un esfuerzo conjunto entre los patrones y los colaboradores.
“Se tiene que concientizar también a los trabajadores, porque muchos de los factores de riesgo los reproducen los trabajadores. Por ejemplo, la violencia la puede reproducir los trabajadores y no necesariamente el empleador. La baja colaboración, esto también lo puede reproducir el trabajador.
“Hay que concientizar al trabajador de que su conducta puede ser una fuente de factores de riesgo, sino se les educa, sino se les capacita, pues jamás lo van a identificar”, afirma Mérida.
El socio de Advisory Network for Wellbeing advierte que otro reto que tendrán las empresas en la implementación de la NOM 035 es la generación de confianza con su talento. Es decir, que los trabajadores confíen en su patrón para participar en las actividades necesarias en la prevención de los factores de riesgo psicosocial.
“Si los trabajadores no tienen la confianza en el empleador no van a participar en un adecuado diagnóstico, en la implementación de las acciones, en señalar prácticas inadecuadas, el principal reto que yo observo en las empresas es cómo se va a desarrollar la confianza para hablar de este tema, cómo el empleador va a dar esa confianza al trabajador que ya maduró”, afirma.
En ese sentido, Humberto Guerrero, socio de la misma firma, agrega que los centros de trabajo tendrán otro desafío: concientizar a sus líderes en una transición a una cultura de bienestar.
Para Guerrero, la NOM 035 es compleja porque involucra a todas las áreas de la organización.
“También implica un cambio en los procesos de cómo gestionar las relaciones interpersonales, cómo gestionar el liderazgo, el cambio, las transformaciones y también implica la gestión de los equipos”, dice.
Por su parte, Jorge Mérida opina que la fuerza laboral ya no es la misma en México, sus expectativas son diferentes y tiene una participación más activa. Por ello, la norma tiene un punto de coincidencia con el nuevo contexto de trabajo.
“Queda claro que la población tendrá que ser escuchada, tendrá que ser atendida”, concluye.