La transición que muchas organizaciones han experimentado en los últimos meses ha evidenciado -en menor o mayor medida- el poder de la digitalización para agilizar procesos y tomar mejores decisiones de forma remota. Esta misma transición ha dado pie a ser más resilientes tanto en el ámbito personal como profesional.
Pensemos en las nuevas generaciones de profesionales que tuvieron que concluir sus estudios bajo la situación actual y que por primera vez se incorporan a un mundo laboral totalmente transformado. En este escenario es que se vuelven más importantes que nunca programas que sean capaces de fomentar la rápida y acertada incursión de los jóvenes en la fuerza laboral.
Existen diversas iniciativas internacionales como el Programa de Formación Profesional para el Empleo de Adultos Jóvenes en Canadá[1], el Programa de Desarrollo Juvenil en Sudáfrica[2] o la plataforma gubernamental Jobcentre Plus de Reino Unido[3], que han demostrado que la inversión en programas destinados a la capacitación de los jóvenes es fundamental para garantizar el desarrollo de nuestros países y cerrar brechas de desigualdad.
El fomentar programas que apoyen a los jóvenes es urgente, especialmente en un mundo donde existen más de dos mil millones de adultos en edad laboral que no cuentan con las habilidades mínimas requeridas por los empleadores y, en el caso de los adultos menores de 25 años, esta cifra supera los 400 millones.[4] La cifra es igual de alarmante en el país, donde más de 300 mil personas menores de 29 años se quedaron sin empleo en los últimos meses.
Para lograr una educación que responda al mundo actual es necesario fortalecer habilidades, competencias y oportunidades, para tener acceso a un aprendizaje basado en la experiencia, garantizando que este proceso abarque las STEM, robusteciendo la alfabetización digital, lo que eventualmente hará posible una transición exitosa del camino de la educación al empleo, con base en las necesidades del mercado laboral.
Para que un país pueda prosperar se requiere de una fuerza laboral capacitada y, en el caso de México, iniciativas como el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro”, brindan una oportunidad para invertir en esta economía que se sustenta en la colaboración. El programa que viera la luz en 2019, destinado a personas con edades entre los 18 y 29 años, que no estudian ni trabajan, busca vincular a esta población con empresas, instituciones o negocios para desarrollar o fortalecer habilidades que les permitan acceder de forma más efectiva al mercado laboral.
Este programa logró apoyar desde su inicio a la fecha a cerca de 560 mil jóvenes, cubriendo el 99% de los municipios del país, dando resultados diversos. Por un lado, vemos que más de un tercio de los egresados lograron emprender, un cuarto se mantiene en búsqueda de trabajo y más del 20% logró quedarse en el centro donde fue capacitado, u obtuvo otro trabajo.[5]
Si bien, los resultados muestran caminos alentadores para quienes optaron por el emprendimiento o lograron ser contratados, la realidad es distinta para ese porcentaje que aún sigue buscando una oportunidad. Pero me pregunto: ¿cómo podemos fortalecer el programa a fin de que la tasa de éxito sea mayor? Uno de los caminos es al potenciarlo con tecnología. Un programa apalancado por Big Data, analíticos o Machine Learning que nos permitan obtener información valiosa en tiempo real y así actuar en consecuencia; es decir, modificar asignaciones, plazas y programas de capacitación, todo esto sin tener que esperar reportes que tardan semanas o meses, y en ocasiones mejoras que nunca llegan. El análisis de información, y el cruce con parámetros y tiempos óptimos permitirían tomar decisiones mejor informadas y sin perder una visión centrada en las personas.
Este acercamiento podría promover la vinculación de personal capacitado por regiones, donde aquellos estados industriales con mayor necesidad de colaboradores con una formación específica se puedan ver favorecidos, como por ejemplo Quintana Roo, el Bajío, o Puebla, a industrias clave como turismo, aeronáutica o automotriz mediante cruces de datos adecuados.
Para lograr estas metas, debemos enforcarnos en el uso de tecnologías que puedan canalizar y guiar los esfuerzos de cualquier organización. Durante la pasada reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, a principios de este año, se discutió que la vida útil de una habilidad laboral en la actualidad es de aproximadamente cinco años en promedio y que para el año 2022, probablemente más del 50%[6] de todos los empleados requerirán de una nueva capacitación.
Como vemos, el tiempo que transcurre entre las nuevas generaciones de profesionales y el surgimiento de nuevas habilidades que demanda el mercado laboral es cada vez más corto, y sólo lograremos maximizar el aprendizaje, garantizando que tanto organizaciones como egresados sean exitosos al identificar rápidamente las necesidades de los diversos sectores. El desafío de propiciar más y mejores empleos es aún mayúsculo con esto, y es hoy más que nunca cuando se requiere que las nuevas generaciones sean más innovadores, flexibles y altamente competitivos.
Por último y no por ello menos importante nos queda una tarea adicional: ver en estos programas una llave para cerrar brechas tanto económicas como de género. Según el FMI, el 11% de los puestos de trabajo ocupados mundialmente por mujeres corren el riesgo de ser eliminados, debido a la falta de habilidades tecnológicas que demanda la fuerza laboral.[7] Al enfocarnos en programas de capacitación que paralelamente puedan abordar otros retos que existen en el país, como el cierre de brechas de género y el empoderamiento femenino, lograremos estar un paso más cerca de una verdadera economía inclusiva.
El desarrollo sostenible -que hoy más que nunca buscamos- obliga la participación de todos los sectores, volviéndonos corresponsables del destino de una nación, donde lo público y lo privado convergen para ofrecer una estructura que vela por el bienestar de su gente. Y en este ideario es impensable sin metas comunes ni la injerencia de la tecnología.
[1] British of Columbia. “WorkBC.Skills Training for Employment Program. STE: Young Adults”. https://www.workbc.ca/Training-Education/Skills-Training-for-Employment/Young-Adults-Program.aspx
[2] Western Cape Government. “Youth Development Programme”. https://www.westerncape.gov.za/service/youth-development-programme
[3] UK Government. “Jobcentre Plus”. https://www.gov.uk/moving-from-benefits-to-work/work-experience-and-volunteering
[4] World Bank, “Skills development” https://www.worldbank.org/en/topic/skillsdevelopment
[5] Gobierno de México, “BOLETÍN Número 060/2020” https://www.gob.mx/stps/prensa/mas-de-108-mil-egresados-de-jovenes-construyendo-el-futuro-acceden-a-tandas-para-el-bienestar-para-emprender
[6] WEF, “The reskilling revolution can transform the future of work for women 2020” https://www.weforum.org/agenda/2020/01/women-reskilling-revolution-future-of-work/
[7] IMF “Women, Technology, and the Future of Work” https://blogs.imf.org/2018/11/16/women-technology-and-the-future-of-work/