Los bancos empezarán a colaborar de una forma más activa con el ecosistema fintech y eso motivará más la competencia.
Para explicar la industria Fintech, es relevante entender la dinámica macroeconómica del país. Al respecto, hay tres factores importantes a considerar:
Con la entrada a México de diferentes compañías de tecnología, más usuarios queremos tener experiencias cada vez más digitales e inmediatas. Bajo esta premisa, el tema fintech se ha desarrollado mucho en los últimos años.
En 2015, esta industria apenas daba sus primeros pasos importantes. Hubo rondas de inversión por parte de fondos de capital privado y venture capital que invirtieron uno o dos millones de dólares como máximo en cada una de 100 compañías. En ese entonces, eran empresas que estaban probando su modelo de negocio. Sin embargo, esto hizo que creciera aceleradamente el número de fintechs, hasta sumar un total de 441 startups, de acuerdo con el Fintech Radar México 2020 de Finnovista.
¿Qué vimos en 2017, 2018 y parte de 2019? Una ola de wallets de compañías que ofrecían la gran ventaja a los usuarios para abrir una cuenta desde un celular; mientras que, en el caso de los bancos, tenían que acudir a una sucursal. Aunque los bancos también empezamos a desarrollar esas capacidades rápidamente hasta mejorar nuestra propuesta de valor digital.
Entre 2019 y 2020, algunas empresas ya tenían una propuesta de valor más clara, específicamente, en préstamos personales y a negocios –sobre todo, en el segmento pyme–, que además comenzaron a levantar rondas de $100 o $200 millones de dólares. Esto las colocó en un nivel para competir de cierta forma frente a los bancos. No era cuestión solo de enfocarse en el público no bancarizado, sino en el usuario de productos y servicios bancarios.
Este año, debido a la pandemia de COVID-19 y el confinamiento, consumimos más productos digitales, en particular, de la banca. Por ejemplo, Citibanamex tuvo un crecimiento de 75% en el número de transacciones hechas desde la aplicación móvil en el primer cuarto de 2021 con respecto al mismo periodo de 2020. Esto representa un incremento enorme y lo vemos reflejado en todos lados, como en el uso de códigos QR.
En el ecosistema fintech sucedió un crecimiento igual de impresionante: en 2020, se invirtió cerca de $1,300 millones de dólares en venture capital; mientras que hasta junio de este año se han invertido $1,700 millones de dólares, según Endeavor.
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Todo ello ha motivado a los bancos a innovar más. Entre 2016 y 2017 exploramos el ecosistema y cómo colaborar con los desarrolladores y pequeñas empresas fintech. Para 2019, lanzamos nuestro hackathon, que es una plataforma para co crear nuevas oportunidades. Junto con los demás ecosystem builders estamos muy activos y comenzamos a tener rondas muy interesantes también dentro de Citibanamex en el Innovation Lab que tenemos aquí en México.
En cuanto a tendencias en crecimiento durante el resto del año y a futuro, veo tres. Primera, open banking (banca abierta) será muy relevante; los bancos empezarán a colaborar de una forma más activa con el ecosistema y eso motivará más la competencia, así como la oportunidad de crear nuevas experiencias. Segunda, aceleración de nuevos productos financieros a través de crédito y préstamos inmediatos para mantener el ritmo de crecimiento del comercio electrónico en los últimos 18 meses. La tercera tiene que ver con proptech; es decir, temas relacionados con propiedades y tecnologías; varios de estos procesos (tener avales o hipotecas) se han transformado en el mundo, pero creo que para finales de 2022 podría comenzar esta evolución en México.
Una versión de este artículo se publicó en la edición trimestral digital de MIT Sloan Management Review México Verano 2021.