Hoy en día, contar con un equipo rico en diversidad no es sólo un lujo; es un potente factor diferenciador que impulsa la innovación, fomenta la resiliencia y nos encamina hacia un futuro más brillante.
Imagina esto: Estoy sentada en una entrevista de trabajo, frente a un grupo de profesionales experimentados. Me acaban de hacer una pregunta difícil:
¿Cuáles son las formas más eficaces de gestionar un equipo diverso en el que todos los miembros de mi equipo proceden de distintos países? ¿Cómo garantizar la eficacia y la cohesión del equipo?
Al reflexionar sobre este momento crucial, me doy cuenta de la trascendencia de la pregunta y de la importancia de la respuesta que estoy a punto de compartir.
Era una mañana fría y había llegado a la entrevista con una mezcla de emoción y nerviosismo. El grupo de entrevistadores tenía orígenes muy diversos. Querían saber cómo me desenvolvería en las complejidades de la gestión de un equipo en el que cada miembro era un mundo cultural en sí mismo.
Dirigir un equipo compuesto por personas de distintos países es cómo manejar las longitudes de onda de la luz en un caleidoscopio, cada rayo representa una perspectiva cultural diferente. La belleza reside en el vibrante espectro que emerge cuando todas estas longitudes de onda únicas armonizan, pero también hay retos potenciales por los que navegar.
Los retos potenciales que encontramos al manejar un equipo con miembros de diferentes nacionalidades pueden ser:
Imagina un equipo en el que se hablan indistintamente inglés, alemán, español y árabe. Cada idioma tiene sus propios matices, similares a las diferentes longitudes de onda de la luz, y estas variaciones lingüísticas pueden ser una fuente de fuerza o de confusión.
Las distintas culturas suelen tener normas de comunicación diferentes, como las ondas de luz varían en frecuencia. Algunas culturas valoran la franqueza, mientras que otras hacen énfasis en el contexto y la sutileza. Estas diferencias pueden dar lugar a malentendidos.
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La confianza es la base de cualquier equipo eficaz, pero puede ser difícil crearla cuando las normas culturales relativas a la confianza, la jerarquía y la autoridad difieren entre los miembros del equipo. Es como intentar alinear ondas luminosas de distintos colores para crear un haz homogéneo.
La solución: Abrazar el radical candor
En medio de esta entrevista, me di cuenta de que había un enfoque que destacaba constantemente cuando se trataba de gestionar equipos diversos: Adoptar el radical candor.
El radical candor, como había aprendido de la filosofía de Kim Scott, de su maravilloso libro “Radical Candor”, combina el cuidado genuino por los miembros del equipo con una comunicación directa y honesta. Esta podría ser la clave para liberar el potencial de este conjunto diverso.
En un equipo en el que cada miembro representa un rincón diferente del planeta, interesarse personalmente por los antecedentes, la cultura y las experiencias únicas de cada individuo no es sólo una ventaja, sino una necesidad. Muestra curiosidad genuina y respeto por su diversidad, esto proceso implica comprender sus perspectivas únicas y reconocer su humanidad.
Construir relaciones y mostrar auténtica empatía hacia los miembros del equipo ayuda a crear un sentimiento de pertenencia y confianza.
Fomenta una comunicación abierta y directa dentro de tu equipo. Comunica claramente cuáles son tus expectativas de diálogo abierto y crítica constructiva. Haz saber a tu equipo que no sólo es aceptable, sino que se les anima a expresar sus opiniones y ofrecer feedback oportuno.
Destaca que desafiar directamente no significa ser conflictivo o irrespetuoso, sino abordar los problemas de forma honesta y constructiva para lograr mejores resultados.
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Cultiva un entorno en el que cada miembro del equipo se sienta seguro expresando sus pensamientos e ideas. Fomentar una cultura de seguridad psicológica en la que los miembros del equipo confíen en que no sufrirán consecuencias negativas por expresar sus opiniones o cometer errores es esencial para un equipo que trabaje eficientemente.
Fomenta comportamientos integradores que respeten y valoren la diversidad. Afrontando siempre con rapidez y firmeza cualquier caso de discriminación, prejuicio o exclusión.
Para eliminar eficazmente la brecha lingüística:
Hay que estar abierto a aprender de tu equipo. Cultiva una cultura de aprendizaje continuo, en la que la adaptación a los matices culturales se considere un punto fuerte, no una debilidad. Infórmate continuamente sobre las culturas y los orígenes de todos los miembros. Acude a sesiones o talleres interculturales para mejorar tu conocimiento de otras culturas.
Mantente abierto al feedback y dispuesto a ajustar tu estilo de comunicación en función de lo que aprendas sobre las preferencias y expectativas de los miembros de tu equipo.
Los principios del Radical Candor no son sólo herramientas; son la óptica que permite a los equipos multinacionales aprovechar todo el espectro de su diversidad.
A medida que los líderes adoptan el Radical Candor, permiten a sus equipos refractar las perspectivas individuales en una colaboración armoniosa, creando un brillo que trasciende fronteras, culturas y límites.
Y no olvidemos que hemos hablado de diversidad únicamente en términos de nacionalidad, pero la diversidad puede ir mucho más allá. Cuando incorporamos diversidad de edad, religión, pensamiento y un sinfín de otras variables, creamos un abanico de perspectivas y experiencias que enriquece profundamente a nuestros equipos.
Hoy en día, contar con un equipo rico en diversidad no es sólo un lujo; es un potente factor diferenciador que impulsa la innovación, fomenta la resiliencia y nos encamina hacia un futuro más brillante.
Finalmente, esto me ayudó a tener una exitosa entrevista, espero te sirva a ti también.