Nos encontramos en una de las etapas más complicadas para las empresas mexicanas en mucho tiempo. Previo al confinamiento por el COVID-19, teníamos nulo crecimiento económico y decisiones gubernamentales que mermaron la confianza de los inversionistas. El confinamiento vino a complicar más el escenario para las empresas mexicanas; sectores como la construcción y restaurantera han visto disminuir sus ventas hasta en un 25%.
Ante esta situación, las organizaciones han tenido que adaptarse para evitar caer en bancarrota. Hay que cuidar la caja y poner atención en el flujo de efectivo: no es la falta de rentabilidad, sino de flujo lo que lleva al fracaso a las empresas. El comercio electrónico ha sido una respuesta a la crisis actual, con distintos resultados[1].
Las empresas no deben limitar su respuesta a innovaciones tecnológicas o en canales de distribución, quizás lo más importante es innovar en sus parámetros o herramientas para la toma de decisiones y para fijar la estrategia. Uno de esos marcos de referencia útiles es la teoría de juegos.
La Teoría de Juegos (TJ) surgió en 1994 cuando el matemático John von Neumann y el economista Oskar Morgenstern publicaron el libro Theory of Games and Economic Behavior.[2] Podemos definir la TJ como un modo sistemático de entender el comportamiento de jugadores en situaciones, donde su fortuna es interdependiente. En una situación en la que dos o más jugadores interactúan con diferentes estrategias, y el resultado y los payments que cada jugador recibe dependen de su estrategia y de la estrategia tomada por el otro jugador.
La TJ aplica métodos probabilísticos y estadísticos para generar modelos matemáticos que ayuden en la toma de decisiones. El impacto total de la TJ y el funcionamiento de sus modelos escapa a los límites de este texto, en el que nos limitaremos a explicar los aportes más generales, pero significativos para la definición de la estrategia. La Teoría es relevante, pues ofrece un marco analítico para resolver situaciones similares a juegos y que son cotidianas en las relaciones comerciales.
Como toda teoría aplicada a la administración de empresas, la TJ tiene una serie de límites bien definidos. De entrada, supone los jugadores son: a) racionales; es decir, toman decisiones calculando resultados, dejando fuera emociones y b) siempre buscan maximizar sus beneficios. Sin embargo, muchas veces los seres humanos no funcionamos con esos criterios. Los errores cognitivos, estudiados por Robert H Frank bajo el término Rational Choice without Regret, son un buen ejemplo. Uno de los errores más frecuentes es el costo de oportunidad.
Existen dos tipos de juegos: aquellos que tienen reglas y los que se juegan sin ellas. El primer tipo, los que se juegan con reglas definidas siguen la siguiente lógica: a toda acción le viene una reacción. Pensemos en el ajedrez: cuando el rey es puesto en jaque, debe moverse. El segundo tipo de juegos es cuando se juega sin reglas fijas y, en general, nadie puede sacar u obtener más de lo que aporta al juego. Como veremos más adelante, esta característica no es universal.
Todo negocio, dentro de la TJ, tiene tres objetivos:
La TJ entiende el funcionamiento de una industria o mercado, según los siguientes elementos:
Una de las aportaciones más importantes de la Teoría de Juegos es el cambio de perspectivas dentro de viejas perspectivas de la administración de empresas. Por ahora me limito a presentar tres:
[1] Ramos Mariana, “La pandemia acelera el eCommerce mexicano: se prevé un incremento del 40% este 2020” Mayo 4, 2020, marketing4ecommerce.mx
[2] Brandenburger Adam y Nalebuff Barry, “The Right Game: Use game Theory to Shape Strategy”, en Harvard Business Review 1995.