El sarampión es una enfermedad viral aguda, extremadamente contagiosa y potencialmente grave, de acuerdo con expertos de la UNAM. Conoce algunas recomendaciones para proteger a tu familia.
En los últimos meses se ha reportado un aumento de contagios de sarampión en Estados Unidos y Europa, mismo que ha provocado una alerta en las autoridades ante un posible brote en México.
La instancias de salud piden a las personas mantenerse atentas ante posible sintomatología.
En caso de malestar, es importante que se atienda para dar seguimiento a un posible caso.
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Con el COVID-19 y los problemas que generó la pandemia, bajó considerablemente la tasa de vacunación en el mundo, situación que alertó la OMS desde hace un par de años.
Sin embargo, en los últimos meses se ha detectado un aumento en los casos de sarampión en el mundo, por lo que las autoridades exhortan a la población en estar alerta ante la potencial aparición de casos en México, así como vacunarse contra este virus.
El virus del sarampión, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es enfermedad vírica muy contagiosa que afecta sobre todo a los niños.
Se transmite por gotículas procedentes de la nariz, boca y faringe de las personas infectadas.
Entre los síntomas iniciales del sarampión, que suelen manifestarse entre 8 y 12 días después de la infección, consisten en:
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Aunque no hay tratamiento específico contra el sarampión, la mayoría de los pacientes se recuperan en 2 o 3 semanas.
Sin embargo, el sarampión puede causar complicaciones graves, tales como ceguera, encefalitis, diarrea intensa, infecciones del oído y neumonía, sobre todo en niños malnutridos y pacientes inmunodeprimidos.
Cabe destacar que el sarampión es una enfermedad prevenible mediante vacunación.
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en México, la vacuna contra el sarampión se aplica desde 1970, en 1998 se sustituyó por la vacuna triple viral, que protege contra sarampión, rubéola y parotiditis (SRP), y unos años después se incluyó un refuerzo para los adolescentes con vacuna contra sarampión y rubéola (SR).
En los últimos 15 años, las coberturas de vacunación no han alcanzado los niveles óptimos, por lo que muchas personas jóvenes fundamentalmente no tienen protección contra estas enfermedades, destacadamente contra sarampión.